domingo, 30 de abril de 2017

Ejercicio 8 literatura

  Sorpresa. Temor. Dolor. Odio. Miedo. Es lo que sentí cuando volví a mi tierra, la cual estaba ocupada ahora por el terror que sembraban los nazis en su avance con el fin de invadir la península.
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   Partí a principios del 35 con rumbo al noreste de Tanzania, ilusionado por subir al Kibo, el volcán más alto de los tres que conforman el Kilimanjaro, de casi 5900m de altitud. Había oído hablar desde pequeño sobre este pico y siempre me había gustado.

   Un día me llegó la noticia de que iban a subirlo dos ex compañeros de trabajo que vivían en mi ciudad. Me gasté todos mis ahorros para poder acompañarles, pero merecía la pena intentarlo. Nos esperaba un viaje en avión de casi 9000 km hasta llegar a nuestro destino, con numerosas de paradas en casi todos los países que dejábamos atrás, como Marruecos, Níger, Chad, etc.
  
  Llegaron meses de mal tiempo y como consecuencia de fortísimas nevadas, el Kilimanjaro estaba repleto de nieve. Con nuestro escaso material y el peligro de las recientes avalanchas parecía imposible hacer cumbre. Pero algo nos llenó por dentro y lo conseguimos en Marzo del 35. Para el siguiente avión que salía para España tuvimos que esperar unos meses más.
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   Estoy aquí, solo, en una sala oscura. Había sido atrapado por los nazis nada más bajar del avión. Nadie nos había avisado de la presencia de la Guerra Civil en nuestro país. No sé nada de mi familia, ni siquiera sé en qué lugar de España estoy, me desperté hace unos cinco días. Lo único que me han dado de comer ha sido un poco de arroz poco cocido y puré de patata insípido. Ni siquiera sé porqué estoy escribiendo esto, será para entretenerme, o quizá para que alguien algún día lo lea, o tal vez para olvidarme que estoy en un cuarto oscuro, frío e intimidante.

  
  Lo que más me preocupa es el guardia, que me dejó bien claro que no quería que dejase ninguna prueba física de mi estancia en este remoto lugar. Este suele venir a media tarde, cuando se pone el sol, para traerme un poco de agua. Un momento, he oído una puerta. Pum. Pum. Se oyen pasos. Pum. Pum.  Se acerca. Va a abrir mi celda. Tengo que esconder esto.

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